Por: Tahina Padrón
15/04/2013
15/04/2013
Me hubiese gustado escribir este artículo mucho antes de los
acontecimientos desplegados, mis posibilidades de escribir bajo la brújula del
pronostico fueron obstaculizado por el exceso de trabajo, la familia y el
desanimo de una computadora vieja que no quería encender sus posibilidades.
Pues si bien desconocen mis opiniones
diarias se caracterizaban diría yo, demasiado a la realidad, siempre me he destacado
verbalmente por destapar aspectos menos coloridos de los
procesos políticos y en este caso estaría redundando con respecto a la
realidad. Tengo la estricta responsabilidad intima de mencionar que
debemos sentarnos con lápiz y papel a
tomar notas de cada una de nuestras equivocaciones en cuanto a que debemos proponer
al buró político de la revolución, ese grupo de personas que responsablemente digo
con todo el ánimo de sostenerlo ante todos los escenarios, son absolutamente (la mayoría) burócratas de una palabra que ya apago su intensidad y que debemos de manera
irrevocable concientizar, no tenemos tiempo para suponer acciones del Comandante de la Patria, tenemos que despertar y saber que esta
realidad es una verdad que nunca se manejo bajo ningún concepto, todos desde
los patriotas rodilla en tierra como los “ ni ni ” o los comprometidos con el
progreso y el cambio caprilista, jamás se imaginaron, primero el chavismo sin
Chávez y segundo, ir a la batalla en estas condiciones tan especiales no solo
por la muerte del presidente, sino por
este escenario tan abrumador y en su peor momento (incitadas o cotidianas,
hasta en eso hay incertidumbre) por acciones como la inflación, la inseguridad,
desabastecimiento y sobre todo el exceso de mentiras. Si bien es cierto que es
una estrategia planteada y ejecutada en la actualidad en todos los países latinoamericanos
y centro americanos, lamentablemente en Venezuela las acciones para por lo menos diseñar una avanzada que de
cambios reales al menos no en el cambio radical por que hasta el sueño de esa
posibilidad ha sido cauterizado en un
imaginario muy lejano, si no en lo mínimo,
mantener bajo control estos factores que representan lo vital de la armonía
ciudadana, política e institucional. La realidad es que la palabra mayoría
desapareció, por lo menos no una mayoría
abismal la que representa el gobierno actual, también es cierto que hay
demasiados factores más que los puestos en escena como: nuevo gobierno y los
problemas que no han sido solucionados; son en sí lo que yo llamo El Espiral Histórico, es esa
fuerza vorágine que cobra acontecimientos y seres a merced “ El pueblo unido jamás será vencido” el
pueblo es implacable y pasa todas las facturas posibles y como buenos venezolanos
pasa facturas inventadas. Acá hay una larga lista de asuntos de estado que no están siendo hasta ahora manejadas, mejor dicho no
hay agenda real, esto deja muy mal parado al movimiento verdadero revolucionario,
autocritica ya!
¿Dialogar con la oposición? Hoy
más que nunca hay que evaluar nuestros discursos, definitivamente pasó el tiempo
donde mencionar hordas, fascistas, apátridas y pare usted de contar,
hayan sido mencionadas con la euforia iracunda que así lo exigía el momento
histórico, la evaluación de quienes somos, actualmente se está jugando a
declarar enemigos a la mitad del país, esa mitad que no solo es necesaria para
el momento de la votación es esa mitad más allá de su tan publicitada “vida burguesa”, una mitad necesaria. Acá el
problema no es hermanarnos, porque eso siempre nos ha quedado facilito, acá el
gran problema actual son las vías y los interlocutores, ante un presidente con
la gran responsabilidad de seguir la revolución, personaje de gran trayectoria
de lucha pero innegablemente quizás no el mejor de los candidatos para el
momento histórico al que nos enfrentamos, las pruebas así lo confirman, más
allá de la casi derrota del chavismo, nos enfrentamos al cambio de la cultura
electoral donde las cifras nos obligan a
abrir nuevas maneras de pensar, ya no hay millones de distancia, pero hay que
respetar estos cuantos miles que lideran la victoria. Un candidato como
Capriles, de trayectoria política clara y firme, con un pasado de toma de país
y vulneración de estado de derecho que
se ha convertido tras una larga batalla en caminos abiertos, que a los
principios eran senderos impenetrables, ¿qué ha pasado que dejamos de cuidar
esas vías? No la de la realidad y casi victoria del otro bando, si no lo que
nos debe llamar a reflexión, ¿es que paso con ese casi millón de chavistas? que
son desde Comunas, diputados y hasta ministros. Hay claros argumentos que
apuntan que debe cambiar el discurso,
que la acción ideológica debe ser otra no olvidando sus orígenes si no
despojándolo de una serie de rasgos que
minimizan a parte de una población,
realzando los valores de unidad y solidaridad, retomando los planes de
formación en la inmediatez política posible, acá la lucha no es con esos
7.296.876, y hay que esclarecerlo a nivel nacional, la lucha es con sus
interlocutores que son de manera profesional los planificadores de caprichos y
golpes de estado. Que no haya duda del hilo institucional, que no haya duda de
un pueblo chavista, pero que también haya conciencia de que hay que sentarnos
ya no a planificar un país rojo si no ha accionar un país que espera los
cambios que exige una verdadera revolución.
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